viernes, 29 de noviembre de 2013

Tal día como hoy, 29 de noviembre.

Hoy es uno de esos días que me acuerdo de ti, en fechas como estas más familiares más especiales para mi porque me acuerdo de estos tres ultimos años y en que siempre has estado aqui, conmigo.. ya sabes,este es uno de esos días en que me encantaría poder olvidarte.Siempre me sobraron los motivos,igual que me faltaron las ganas.¿La verdad?Me gustaría ser capaz de mirarte a los ojos,ver tu indiferencia y fingir que nada ha pasado.Que nada de lo que hemos vivido es importante,ya que para ti parece no haberlo sido nunca.Me gustaría prometerme a mí misma que la próxima vez que necesites algo,cualquier cosa,tendrás que buscarte la vida en otra cosa porque yo ya no estaré allí.Aunque sepa que no podré hacerlo;que,como siempre,aparcaré mi propio dolor para verte sonreír.Me gustaría hacer caso omiso de esas llamadas tuyas que solo suenan cuando a ti se te apetece. Y,por supuesto,comenzar a quererme algo más,dejar de ser de las personas que más te cuidan y una de las que menos valoras.Pero,aunque me encantaría,siento que no puedo,que es totalmente imposible para mí.¿Que por qué?Quizá sea porque tu sonrisa es lo más próximo a la magia que he visto.O tal vez por aquello de que se me desbordan las pupilas siempre que recuerdo lo que solíamos ser tú y yo.O porque contigo he llegado a sentirme la más feliz del mundo;has conseguido,sin proponértelo,que los malos días se convirtieran en buenos.Tal vez sea porque el roce de tus manos era el mejor regalo del día y quererte una costumbre.Una más de todas esas que un día tuve.Y es que yo,por ejemplo,me acostumbré a que los martes fueran ese aniversario que nunca celebramos y los viernes,un motivo para celebrar.También me habitué a que fuera tu risa la que indicara el fin de la rutina,cada cinco minutos más o menos. Me acostumbré a pensar siempre al revés,a gastar 4 pasos en llegar a la puerta de tu habitacion y dejar de verte a mi lado casi sin despedirnos y en acompañarme sola a la puerta. Así que aquí sigo,estancada en ese punto en el que me situé algunos meses atrás. Esperando lo que nunca llegará,soñando cada noche que puedas verme con otros ojos.¿Ingenua?Sí.¿Tuya?No lo dudes un segundo



.

martes, 19 de noviembre de 2013

No. No llores. No te permito que llores. Levanta la cabeza, así. Bien. Respira. No merece la pena, sea lo que sea, este mes no merece una preciosa lágrima tuya más. Porque sabes de sobra que  sólo sirve para ponerte los ojos feos, que el corazón no te lo va a curar. No eches a pelear a la tristeza con la rabia, porque serás el daño colateral; y  la razón no entiende de Derecho Internacional, sólo sabe de guerra. Y ya sabes eso de que en el amor y en la guerra todo vale. Que sí, que es una basura y que dos no se pelean si uno no quiere es otra basura. Pero aquí, en mis brazos, todo te va a sonar distinto. Ven.


Bum... bum... bum....


¿Ves?

Todos los corazones suenan,
unos caminan,
otros corren,
pero todos vibran y bailan.

También tropiezan, porque avanzan.
También se detienen, porque se abruman.
Y saltan al precipicio porque saben
que del pecho no van a salir.

He asistido a muchos juicios;
una silla y al rededor cientos de espejos
rotos.
Todos me señalan y gritan
que no sé vivir.
Yo siempre me acerco al reflejo roto,
y, deformada, le acuso de parecerse a alguien
que conocí antes de morir por primera vez.
Y aparecen cien sonrisas
doscientas lágrimas,
y trescientas condenas
y todas a seguir viviendo.

Me siento entre paréntesis,
dejo la vida golpeando fuera un instante,
y veo que peor castigo que el insomnio,
es dejar de soñar despierta.
La estocada me devuelve a unos labios
que no quiero besar,
pestañeo y me devuelve a unos brazos
que no consuelan,
pestañeo y me devuelve un disparo en el pecho.

Y ahora aun con el pecho abierto
el corazón no quiere huir.

No sabes el daño que le has hecho a la muerte, vida mía.
Me duele la boca
de callarme tanto,
cuando debería dolerme
de tanto besarte.


Me duelen los dedos

de contar contigo
del uno al un millón de ausencias.


Me duele saberme

pájaro en tu mano,
y pensarte anhelando
el ciento volando.


Me dueles como duele el frío y

como duele el calor,
porque cuando hacen daño,
la sensación es la misma.


Me duele dolerme.

Me duele soñarte posible
y despertarme en una realidad utópica.


Entré en el dolor

para buscarte, y salvarme yo;
y la vida se convirtió en un juego de mesa
con más manos que dados
y más bocas que fichas que comer.


Entonces asumí mi vida rota.

Asumo que la vida tiene que romperse
para poder compartirse;
la asumo como algo que tarde o temprano pasa,
como algo que retumba,
como algo que vibra,
que cae al suelo,
y que salpica.


Que si tú no estás para curarme

aun quedándome sin voz y sin silencio,
seguramente acabe por no culparte
y repartir los trozos entre los que me quieren menos.


Y es que siempre he sabido aceptar una derrota

hasta que se trató de perderte a ti.




domingo, 3 de noviembre de 2013

Dicen que en el verbo echar,lo primero que se echa es la H,y no. En el verbo echar,lo primero que se echa es de menos. Se echa de menos a los que no están,a los que se fueron,quizá también a los que nunca estuvieron. Incluso se llega a echar de menos por anticipado,por los que no estarán. A los ausentes,a los que viven lejos y a los que están tan cerca que ni les sientes. Se echan de menos a los que no se hacen ver,a los que no aparecen pero están. Te echas de menos a ti misma,y a los que ya no te rodean.

Necesitar y no encontrar.
Eso es echar de menos.